LA BENDICIÓN DE LA TIERRA, de Nut Hamsun
“Grandes y pequeñas vivencias de los imprescindibles de la Tierra”
Novela de pioneros que narra la historia de Isak, un hombre de campo, grande y fuerte y de su mujer Inger, hermosa pero marcada. Ambos, con su trabajo y fuerza de voluntad, se abren camino en una tierra que, en principio, les es hostil. Trabajan de sol a sol, cuidan de sus hijos y tratan de hacer lo correcto. Al mismo tiempo nos cuenta cómo la zona pobre y prácticamente deshabitada en la que los protagonistas se establecen termina siendo un pueblo grande y próspero.
Con una insuperable precisión expresiva (brillante, emotiva y de profundo lirismo), nos cuenta las peripecias durante varias décadas del matrimonio campesino fundador de la 1ª granja (Sellanrâ) y de sus hijos ELESIUS, SIVERT, LEOPOLDINA Y REBEKKA (más otra hija eliminada nada más nacer con “la marca del diablo”). Junto a ellos aparecen una serie de personajes también interesantes: Oline, la típica metomentodo, taimada, cotilla y manipuladora; Geissler el excomisario dadivoso y más o menos afortunado hombre de negocios; su ayudante Brede Olsen un hombre perezoso, inconstante e inconsciente…, y la hija de éste, Barbro una mujer más compleja, calculadora, y también infanticida. Conoceremos a los nuevos vecinos colonos que se van instalando: Aksel Strom (granja Tierra de Luna) y de su hermano Fredrik (parcela de Breidoblik); al comerciante de la tienda de STORBORG o Castillo Grande, Aron Aronsen, y a su dependiente Andressen; que junto con otros más (Jensine la sirvienta de Isak-Inger, el minero de la armónica Gustaf, el albañil joven Hjalmar, la esposa del comisario Heyerdahl y su alegato de defensa en el juicio de Barbro) componen una obra polifónica dispar pero coherente y llena de matices y de estudio de caracteres.
En este canto a la vida rural y a esos primeros colonos que, con su esfuerzo, poblaron Noruega, Hamsun (1859-1952) critica el progreso, a la vez que idealiza la vida en contacto con la naturaleza y con esa tierra que, para él, es la base de la fuerza del hombre. Aunque también nos muestra la faz más dura y pesimista de la existencia, eso sí a través de un canto poético y lleno de humanidad a la vida sencilla del hombre acorde en armonía con la naturaleza. Hay también ternura hacia los personajes: «Seres solitarios, toscos y robustos, pero buenos el uno para el otro, para los animales y la tierra».
La bendición de la tierra, es una clara apuesta por la naturaleza y su confrontación con el hombre, pacífica en unas ocasiones: como cuando Isak desde la nada y con su esfuerzo y la habilidad de sus manos es capaz de crear una granja que le permite que los demás colonos le apoden como el «Marqués del Páramo», y en otras, violenta: como resulta la explotación del mineral presente en sus aledaños por parte de una empresa de la cercana Suecia, «como si el demonio que nos turbia la paz sólo fuese un extranjero», que nada entiende de nuestro afán por crear, pues esa es la última clave que subyace en el poder de Isak, crear a través de sus manos y la observación de un cielo y unas estrellas que son sus mejores compañeras en el largo viaje de la vida.
De hecho, el inicio de esta novela se parece mucho a la creación del mundo que se narra en el Génesis (algo que también hizo Albert Camus en su novela inacabada “El primer hombre” cuando comparó su nacimiento en una aldea de Argelia con el del Niño Jesús). En este caso, el protagonista de La bendición de la tierra, Isak, llega a una tierra inhóspita y virgen; una tierra que apenas los lapones han logrado pisar en su tránsito por las grandes montañas noruegas. Hay una sensación de querer empezarlo todo desde la nada, un afán por apoderarse de la vida, el mundo y el ser humano, algo que ya consiguió en su primera y celebrada novela “HAMBRE”: donde su anónimo protagonista ensalza la creación —literaria en este caso— desde la más abrupta miseria y desesperación hasta la mayor de las cumbres a las que el hombre pueda llegar nunca jamás.
Esgrime en varias ocasiones una postura de la mujer alejada de la que se podría presumir en aquellos años, tratando sin miedo los temas del aborto/infanticidio y la necesaria presencia de las mujeres en la sociedad, a través, por ejemplo, de su derecho al voto: “retratadas como heroínas en su propia desgracia”. También expresa un especial sentido de la justicia ante el homicidio infantil con argumentaciones (ver el discurso en defensa de Barbro de la mujer del comisario HEYERDAHL) que justifican la acción ante el aislamiento, el duro trabajo y la escasez de recursos de sus autores (especialmente de la mujer que actúa prácticamente en soledad) y el ocultamiento del mismo por los hombres, así como el alivio de las condenas por parte de la Justicia, que parece compartir o al menos comprender finalmente sus motivaciones. No desmerecen tampoco sus intentos de superación en contra de la influencia patriarcal vigente, de las condenas sufridas por sus actos desesperados y de las profundas raíces de la tierra de promesa.
Y cómo no, el AMOR, un amor a veces interesado (como compañía, ayuda en las labores y satisfacción sexual) pero siempre franco, natural y primario por ambas partes, con sus altibajos en la convivencia y felicidad. Pero siempre bajo el prisma del arraigo a lo rural como benefactor máximo.
No falta el estudio psicológico diverso de sus personajes: la fortaleza de carácter de unos o la debilidad de otros, la codicia, la envidia, la manipulación, la competencia, y las formas diferentes de enfrentarse a los muchos inconvenientes que se les presentan.
Subyace a lo largo de la novela una confrontación en las formas de lograr la superación de la vida humana: por un lado la aceptación de los avances técnicos que se van incorporando para progresar en el hábitat agrario y de su organización comunal, y por otro la crítica y miserias de los intentos de desarrollo industrial (minero en este caso concreto), o de salida otras forma de progreso (la frustración de su hijo Elesius o el regreso al campo de la rebelde Barbro), decantándose claramente el autor a favor de la vida agrícola y su íntima relación con la naturaleza.
El mundo rural encarna para Hamsun las virtudes que no existen en las grandes ciudades. Describe el mundo exterior como un exilio. Las grandes ciudades son tumultuosas y hostiles. Critica el progreso, a la vez que idealiza la vida en contacto con la naturaleza y con esa tierra que, para él, es la base de la fuerza del hombre. Los campesinos no suelen ser los protagonistas de los grandes cambios históricos, pero son el pan de la humanidad, el suelo fértil que garantiza la continuidad de nuestra especie. (¿Se advierte alguna relación entre su exaltación de lo telúrico y la mística nacionalsocialista?. Como Heidegger –enamorado de la Selva Negra– ambos participan de esa nostalgia por el mundo preindustrial que caracteriza al pensamiento reaccionario).
Una aburrida y anodina secuencia de vidas en un lugar inhóspito de Noruega donde la vida es “UNA CONSTANTE TOTAL” (Aron dixit), y que el autor noruego lo convierte en una epopeya —por lo poético que en ocasiones alcanza su prosa— del ser humano que debe enfrentarse contra sí mismo y contra la indomable naturaleza.
León, febrero de 2023
Vicente Morán y el club de lectura “caminodelibros.com”
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LA BENDICIÓN DE LA TIERRA de Knut Hamsun Letras Nórdicas, 2021 |